Los políticos y sus ridículas estrategias de entrevista en radio

noviembre 16, 2024

 

Trabajar en la radio ha sido una experiencia reveladora, especialmente cuando se trata de lidiar con políticos. No hay nada más entretenido que ver a estos "grandes líderes" transformarse en aduladores profesionales cuando necesitan un espacio en el aire. De repente, el político que te ha puteado normalmente, el que se hace que no puede recordar tu nombre, pero te conoce bien... se convierte en tu mejor amigo, inundándote de halagos  ¡Qué gran actuación digna de un Oscar!.

La táctica es clara: primero, llegan con una sonrisa tan grande que uno casi espera que se disloquen la mandíbula. Luego, vienen los halagos sobre lo increíble que es tu programa, cómo han sido fieles oyentes   y, claro, nunca olvidan mencionarte lo bien que luces hoy, aunque estés en radio y nadie pueda verte. Es un espectáculo tan ridículo que uno no sabe si reír o llorar.

Lo más cómico es cuando intentan controlar la entrevista desde el inicio. Llegan con una lista de temas "sugeridos", y por supuesto, una lista aún más larga de temas que prefieren evitar. Quieren que suene a charla relajada, pero sin mencionar esa pequeña investigación o las promesas incumplidas de su campaña anterior. Y si por casualidad te atreves a hacer una pregunta incómoda, ves cómo su rostro se transforma en una mezcla de pánico y enojo, aunque intenten disimularlo con una risa nerviosa. ¡Qué valientes defensores de la transparencia!.

Pero la verdadera diversión llega después de la entrevista. Los mismos políticos que hace minutos te elogiaban y se deshacían en cumplidos, desaparecen tan rápido que apenas dejas de escuchar el eco de sus pasos. Los halagos se esfuman y vuelves a ser invisible para ellos. Es un recordatorio perfecto de que, en el mundo de la política, la falsedad y el interés propio son las únicas constantes. 

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