Confucio, perdona, pero hasta respirar es difícil
octubre 10, 2024
Confucio, el genio zen de la antigüedad, nos dejó esa frase inolvidable: “La vida es realmente sencilla, pero insistimos en complicarla”. Y uno pensaría, "Bueno, tiene razón", pero luego te das cuenta de que somos tan buenos complicando que hemos logrado que hasta respirar se convierta en una actividad digna de tutoriales de YouTube. Que si respira por el diafragma, que si la técnica de los 4 segundos, que si la meditación guiada... ¡Confucio no tenía ni idea de lo que estábamos a punto de hacer con el aire!
Tomemos algo simple como hacer la cama. La vida pre-Confucio era fácil: tirar una manta encima y listo, misión cumplida. Pero ahora, no. Tenemos 17 cojines decorativos que tienes que colocar en un orden específico, dos mantas, un edredón que parece diseñado por la NASA y unas sábanas que, si no están perfectamente estiradas, te hacen sentir que has fracasado como ser humano. Lo que debía ser un ritual de 30 segundos para empezar el día se convierte en una especie de arte marcial doméstico, donde solo los más entrenados salen victoriosos.
Ir al supermercado es otro campo de batalla donde la simplicidad ha muerto. Antes era: leche, huevos, pan. Ahora, en cambio, te encuentras en medio del pasillo de "leches alternativas", decidiendo si hoy vas a ser una persona de almendra, avena, soja o "leche de algo que no sabías que se podía ordeñar". Y no es solo la leche, es todo. Comprar una simple barra de pan se convierte en un dilema existencial entre integral, sin gluten, con semillas de chía o "artesanal hecho a mano por un monje tibetano".
Así que sí, Confucio, entendemos tu punto. Pero, ¿y qué hacemos con todo el marketing, las apps de mindfulness y los 10 tipos de pasta de dientes? A estas alturas, vivir una vida sencilla es como intentar armar un mueble de Ikea sin el manual: técnicamente posible, pero nadie lo logra sin al menos una crisis existencial.
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