Mandar a la mierda es saludable. No necesitas consultarlo con tu farmacéutico, confía en mí.

Qué liberador es mandar a la mierda a quienes sobran en tu vida, a aquellos que te roban la paz. Qué satisfactorio es mandar a la mierda a quienes te hacen tropezar, a los que no te dejan volar ni te saben soltar. Qué gratificante es mandar a la mierda a quienes ya cumplieron su propósito en tu vida.

Qué liberador es mandar a la mierda a quienes no te respetan, a quienes te tratan como una muleta, a quienes te lastiman y subestiman. Manda a la mierda a quienes te juzgan por tu pasado y tus heridas, a quienes dicen extrañarte pero te olvidan cuando los necesitas. Mandar a la mierda es un alivio y un nuevo comienzo, algo por lo que todos deberíamos pasar y sentir.

Un "vete a la mierda" en el momento adecuado puede ahorrarte años de terapia, ansiolíticos y otros remedios para la depresión y la ansiedad. A veces, también está bien mandar todo a la mierda.

Te recomiendo mandar a la mierda más seguido. De nada.