La épica aventura de Ray y los hermanos McDonald's

junio 15, 2024

En la década de 1950, dos hermanos llamados Richard y Maurice McDonald, tenían un pequeño restaurante de hamburguesas en San Bernardino, California. Un día entra un vendedor de máquinas de batidos con una gran visión. Ray Kroc era, básicamente, el tipo de persona que podía vender arena en el desierto, así que cuando vio el restaurante de los hermanos McDonald, se le encendió una bombilla del tamaño de una Big Mac en la cabeza. ¡Había encontrado una mina de oro de carne molida y queso!

Ray convenció a los hermanos de dejarle franquiciar su concepto, prometiendo mantener su sistema perfecto de hamburguesas. Los hermanos, tal vez un poco cansados de tanto ketchup y mostaza, dijeron: "¡Claro, por qué no!". Por lo que Ray empezó a vender franquicias de McDonald's como si fueran batidos en un día caluroso de verano.

Pero aquí viene el giro digno de una película. Ray, con su visión de grandeza y su astucia empresarial, compró los derechos del nombre "McDonald's" a los hermanos por 2.7 millones de dólares. Ellos pensaron que habían hecho un gran negocio, pero Ray tenía planes de convertir los arcos dorados en un símbolo global. Los hermanos McDonald's pasaron de ser reyes de la hamburguesa a meros mortales en su propio imperio.

Así que Ray se puso manos a la obra y empezó a construir McDonald's en cada esquina del país. Era como una invasión de hamburguesas. Donde quiera que fueras, ¡ahí estaba el gran M dorado! No solo vendía hamburguesas, sino que vendía una experiencia, una promesa de consistencia. Da igual si estabas en Nueva York o en Tokyo, siempre podías confiar en que tu Big Mac sabría igual.

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