Canarias ya no puede seguir siendo el patio de recreo de intereses externos
mayo 19, 2024
El 20 de abril de 2024, Canarias presenció una de las mayores manifestaciones de su historia reciente. Más de 200.000 personas tomaron las calles en una protesta masiva contra un modelo turístico que, saquea la riqueza del archipiélago y la envía fuera, dejando a los canarios con auténticas migajas.
Muchos estudios reflejan que, en torno al 75% de los ingresos del turismo no se quedan en Canarias. Lo cierto es que, este modelo depredador enriquece a empresas foráneas y a una pequeña élite local, mientras la mayoría de la población sufre las consecuencias de un desarrollo económico que no les beneficia. La riqueza se evapora, dejando un rastro de destrucción y miseria.
La mayoría de los ingresos del turismo en Canarias terminan en manos de turoperadores extranjeros, cadenas hoteleras multinacionales y plataformas de reserva online como Booking y Airbnb. Estos gigantes económicos se llevan la mayor parte de los beneficios, pagando impuestos y reinvirtiendo sus ganancias fuera del archipiélago. Las aerolíneas, en su mayoría extranjeras, también absorben una porción significativa de los ingresos, dejando solo una fracción para las empresas locales.
El resultado es una población local sumida en la pobreza, con muchos trabajadores sobreviviendo con sueldos de miseria. Mientras los turistas disfrutan de lujosos resorts, los canarios enfrentan una crisis habitacional severa, sin acceso a viviendas dignas y con un coste de vida cada vez más alto.
La expansión descontrolada del turismo, acelerada tras la pandemia, ha dado luz verde a proyectos megalómanos que devoran el territorio y destrozan el entorno natural. Proyectos como el hotel de lujo en La Tejita y la urbanización de Cuna del Alma son símbolos de una economía voraz que destruye el paisaje y desplaza a la población local. Estos desarrollos no sólo no benefician a los canarios, sino que agravan la precariedad laboral y disparan el costo de vida.
El escenario es desolador: el aumento de turistas no se traduce en bienestar para los isleños. En cambio, Canarias enfrenta una crisis múltiple: climática, energética,hídrica y habitacional. Canarias ya no puede seguir siendo el patio de recreo de intereses externos a costa de su propia gente.
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