Yo les aseguro que nadie es profeta en su tierra

septiembre 04, 2020

"Yo les aseguro que nadie es profeta en su tierra", Lucas 4, 16:20. Me ha tocado entender ese famoso adagio popular que dice "Nadie es profeta en su propia tierra", a golpes. No físicos pero sí emocionales. Es increíble que sea más fácil que te apoyen y confíen en ti los desconocidos que quienes llevan años conociéndote. Nadie es profeta en tu tierra, pero el tiempo pasa, y los hechos hablan por sí solos.

Lo cierto es que, nunca he entendido la competencia entre amigos, los celos, la envidia innecesaria. Lo mejor que pueden hacer, como siempre digo, es competir con ustedes mismos y buscar ser su mejor versión en todo. ¡Siempre!.

¿Cómo un amargado puede acumular tanto odio para convertirlo en traición, contra aquel que sólo ayer había alabado? ¿A qué se debe su rivalidad enfermiza? ¿O será que es la envidia de Caín?. La envidia es la madre de la traición, recibiendo siempre la ayuda de su "tía" la mentira. Es horrible y el peor sentimiento de todos. Compadezco a quienes se permiten sentirla. La envidia se disfraza de crítica. 

Y es que, hay gente que te mira de los pies a la cabeza y con solo la mirada se les nota la envidia. Aunque uno no tenga nada material, el hecho solo de tener una sonrisa sincera, luz propia, paz en el alma y el corazón limpio... ya les molesta a muchos. Por eso, quizá, cada día soporto menos las redes sociales. Me hiere la manera como la gente se odia y se agrede a sí misma dándose rienda suelta con el resentimiento y la envidia. Ver esa carrera a ciegas, desbocada, esa ruina moral tan voluntaria, tan autocompasiva. No puedo.

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