Pequeños trucos para no desperdiciar alimentos

agosto 09, 2020

¿A quién no se le ha puesto mal una cebolla? ¿Cuántas veces hemos ido a coger un alimento y descubrimos que ya no está en buen estado? A pesar de que, afortunadamente, cada vez estamos más concienciados de la importancia de no tirar alimentos, diversos estudios señalan que un hogar, anualmente, derrocha alimentos por valor de hasta 1.000 euros.
 
Evidentemente, mayormente tiramos los alimentos que se han puesto malos, pochos, que se han caducado... Sin embargo, hay pequeños trucos que les ayudarán a alargar la vida de los mismos, ahorrándose una importante cantidad de dinero.
 
De esta manera, por ejemplo, cuando se abra cualquier bote, tarro de conservas, mermeladas, salsas, etc... debemos asegurarnos que, una vez abierto se cella muy bien, colocándole un platillo y guardándolo boca a bajo. Las conservas de pimientos, tomates, etc... se pueden preservar más tiempo, simplemente, añadiéndole una fina capa de aceite de oliva.
 
Por otra parte, nuestro cajón de verduras debe contener un saquito de tela  con bicarbonato en su interior. Así, garantizamos la frescura de las mismas por más tiempo. Alimentos que se oxidan como el aguacate, una vez utilizados, se conservan mejor con unas gotitas de limón, los lácteos se deben almacenar en el primer estante de la nevera y, en el caso, de los quesos... nunca viene mal impregnarlos con aceite de oliva por la parte que carece de corteza.
 
Asimismo, verduras y hortalizas como el brócoli, las acelgas, coles, lechugas...  se conservarán mejor en un recipiente con agua, como si fueran flores en un jarrón, sobre nuestra encimera. Retirándolas de una exposición directa de una fuente de calor.
 
Frutas como las fresas, muy frágiles, antes de su guardado, deben ser sumergidas en agua con un chorrito de vinagre, secadas, guardadas y forradas en un recipiente con papel de cocina. El plátano, por su parte, en nuestro frigorífico y con el tallo cubierto en papel film, alarga considerablemente su vida. Nunca deben permanecer junto a otras frutas puesto que, desprende una sustancia llamada etileno que daña las otras frutas. Los pepinos, sin embargo, necesitan ser cubiertos en su globalidad con papel de cocina, antes de conservarlos en el frigorífico y, las zanahorias, deben estar sin sus hojas, "limpias".
 
Por último, los champiñones dado que son muy sensibles a la humedad, deben ser conservados en una caja de cartón o bolsa de papel, las papas y cebollas nunca deben guardarse juntas, se estropean antes y, además, si queremos evitar que le salgan raíces a las papas debemos guardarlas junto a las manzanas.
 
Y, lo más importante, asegurarnos que, en todo momento, la temperatura de nuestro frigorífico es de 4 a 5 grados, que está limpio para evitar, de este modo, que sea foco de bacterias, aspecto muy importante... por ejemplo y a tener en cuenta, con los tomates, muy sensibles a la contaminación, por lo que nunca deben guardarse en nevera, no preservan su sabor, color y textura, y deben ser colocados con la parte del tallo hacia abajo, para evitar que no entre ni el aire ni la humedad por esta zona más sensible.






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