La créme brûlée es una especialidad de la gastronomía francesa, muy típica, no es igual a la crema catalana aunque podríamos decir que se asemeja. Literalmente, su traducción se basa en una crema quemada con una capa tostada de azúcar en su superficie, un cristalizado que le da un punto delicioso.

Mi recomendación es que se consuma fría, se aromatice con vainilla, canela o, incluso, con licor. 

Por lo tanto, para los fanáticos de los postres de leche, esta créme brûlée es imprescindible, muy cremosa y rica. A medida que se perfora la capa de azúcar cristalizada con nuestra cuchara, damos paso a una capa de crema lisa, rica, con una textura aterciopelada. 

Para preparar la Créme brûlée:

Preparación de la Créme brûlée:

1. Hervimos la leche y la nata en un mango de cocina junto la vaina de vainilla, o en su defecto, canela, según preferencia. Una vez rompa a hervir dejamos reposar media hora, tapando el mango, para que infusione con la vainilla o la canela.
2. Precalentemos el horno, a 100 grados.
3. En un bol, batimos las yemas junto el azúcar. Incorporamos la leche con la nata, previamente colada.
4. Rellenamos unas cazuelitas con la mezcla y, al baño maría, horneamos durante una hora y media, más o menos. Todo ello, a 100 grados de temperatura.
5. Una vez fríos, espolvoreamos con azúcar moreno y requemamos con un soplete de cocina o, en su defecto, con una cuchara que habremos calentado al fuego.